La crisis venezolana ha sido difundida por la mayoría de medios a nivel internacional, claramente existe una preocupación creciente por los atentados a los Derechos Humanos en dicho país. Sin embargo, la construcción de los discursos difundidos se basa en el fracaso de la izquierda, dando como supuestos resultados hambre, pobreza y opresión. El posicionamiento mediático es tal, que la comunidad internacional manifiesta constantemente su apoyo a la población venezolana, es así que, el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, remarcó en la Cumbre de las Américas el apoyo a los jóvenes del país tricolor, olvidando por ejemplo, a la nación hondureña que ha sufrido una persecución política por su gobierno ilegítimo de derecha.
Por otro lado, la migración de venezolanos a distintos países hace que se sienta más cerca el conflicto que antes se veía solo por televisión. En el escenario descrito se configuran los procesos electorales del año 2018; una estrategia muy usada por partidos de derecha a lo largo de la región es venezonalizar las campañas políticas, acusando a los candidatos de izquierda con argumentos falaces relacionados con el Castro-Chavismo. Se ha visto esta formula en países como Ecuador, El Salvador, Colombia, México donde las campañas del miedo se fundamentan en la desinformación a la ciudadanía.

En primer lugar, ni Colombia, ni México -estrategias más sonadas- son Venezuela, debido a que sus contextos políticos y económicos son distintos. La Pulla en uno de sus videos mencionó que Colombia está condenada a ser Colombia, haciendo referencia a los problemas internos que tiene históricamente el país cafetero. Crear miedo en la ciudadanía para condicionar la intención de voto evidencia el bajo nivel de debate, que debería girar en torno a propuestas y proyectos que permitan el desarrollo del país.
El Partido Centro Democrático (CD), fundado el 2013 por Álvaro Uribe Vélez, ha sido para muchos el ejecutor de una campaña sucia en contra de Petro -izquierda-; mas Iván Duque, candidato a la presidencia por el llamado uribismo ha manifestado que estas acciones nacen de partidarios y no es una estrategia oficial, dicho pronunciamiento sobre una mano invisible que guía estos procesos es poco creíble para gran parte de los ciudadanos.

En México la situación no es tan diferente, el PRI ha desarrollado una campaña agresiva contra Andrés Manuel López Obrador, quien puntea en las últimas encuestas, comparando el país con Venezuela si este llegase a ganar.
Para muchas consultoras de opinión, las campañas de miedo no están dando los resultados esperados, pero estas estrategias pueden dar una sorpresa como sucedió en EEUU, Inglaterra o en el mismo Colombia con la campaña negra en contra del SI; no hay que olvidar que el actual escenario electoral está movido por la manipulación emocional, mas no por las propuestas que parecerían desvanecerse de los discursos de la mayoría de candidatos.
Es fundamental que desde los espacios mediáticos y sociales se promuevan debates, diálogos y propuestas que brinden herramientas críticas para vivir procesos electorales plurales e informados y de esta forma, se contrarresten estrategias políticas que ven a la ciudadanía como una pieza de ajedrez sin reconocer el poder de los sectores populares.