Acabó el Plebiscito en Chile. Sin duda un acontecimiento histórico, que traerá vientos de cambio a nivel regional, pero ¿El Perú? ¿Qué viene para el Perú? ¿Se prenderá una llama pidiendo una nueva constitución?

Algunos sectores políticos peruanos ayer celebraban la victoria del APRUEBO en Chile (en su mayoría a la izquierda) y nuevamente el tema de la Constitución de 1993 se puso sobre la mesa. Como sabemos nuestra actual Constitución nació en épocas de dictadura y fue la herramienta legal que usó el régimen para legalizarse. Recordemos que cerrado el Congreso por el autogolpe del 5 de Abril de 1992 y luego de la presión internacional, Fujimori en la asamblea de la OEA en Bahamas señaló que se convocaría a una Constituyente a fin de que se redactara un nuevo texto constitucional y electo por voto popular.

La convocatoria para la conformación del Congreso Constituyente Democrático (CCD) con una totalidad de 80 escaños trajo división en los partidos de la oposición. Algunos como el PPC o el FIM participaron, pero otros como el APRA o sectores de la izquierda rechazaron la propuesta de legitimar el régimen. Entonces el 22 de Noviembre de 1992 Fujimori completaba la primera parte de su jugada, llevándose con el 49.30% 44 escaños (más de la mitad de escaños en disputa)[1].

La Constitución fue redactada en el plazo de un año y trajo importantes cambios respecto a su predecesora de 1979 que era una constitución más social: Se introduce el Referéndum como el mecanismo para la reforma total o parcial de la Constitución como también para la aprobación de normas con rango de ley, la pena de muerte que hasta el momento no ha sido reglamentada, la reelección presidencial un mandato aunque luego tras la caída del régimen sería derogada, el congreso unicameral, el rol subsidiario del estado en la economía, la privatización de las tierras, la creación de la Defensoría del Pueblo y una marcada tendencia a dar poderes al Presidente. En conclusión es una constitución presidencialista.
En el referéndum de aprobación y por poco margen es ratificada. Fujimori logra cerrar entonces su jugada maestra: Se había legitimado, contaba con la aprobación de otros gobiernos y organismos internacionales, pero lo más importante se había redactado una constitución a su medida.
Luego de aprobaba la Constitución comenzó a verse más la recuperación económica luego de la debacle del primer gobierno de Alana García (que ya se veía desde 1991), se vencía al terrorismo y si bien eran actividades que no tenían relación directa con la nueva constitución, el régimen no dudo en relacionarlas. Entonces la Constitución se convirtió en una herramienta importante e instrumento usado para perpetuar el régimen, interpretada de manera antojadiza bajo el criterio de la “Interpretación Auténtica”. Con mayorías abrumadoras para el Fujimorismo en las siguientes elecciones durante el resto de la década todo parecía viento en popa hasta llegado el año 2000.
Con la llegada del año 2000 y nuevamente recurriendo a una interpretación antojadiza de la constitución, Fujimori tentaba su tercera reelección. El argumento era de por si un poco confuso indicando que su primera elección (1990) se realizaba bajo el amparo de otro orden constitucional y que entonces su reelección de 1995 era su primera elección bajo esta nueva Constitución. En momentos así, es que la Constitución terminó siendo más útil a la intentona reeleccionista y perpetuadora del poder, además del cese arbitrario de miembros del Tribunal Constitucional de esos años que venían oponiéndose a una tercera postulación de Fujimori.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Congreso_Constituyente_Democr%C3%A1tico_(Per%C3%BA)
Las elecciones fraudulentas, la lucha por la recuperación de la democracia, la aparición de los Vladivideos que desnudaron las inmundicias en las que naufragaba un régimen corrupto precipitaron su caída. Fujimori huye a Japón y presenta su renuncia en fax, entonces comienza la transición a la democracia. Con el Gobierno Transitorio de Valentín Paniagua, vienen aires moralizadores para el país y el inicio del desmontaje de todo el aparato fujimontesinista, pero nada que significara un cambio de Constitución.
En una entrevista al Jurista Henry Pease García durante el año 2002[2] cuando este era Presidente de la comisión de Constitución del Congreso, indicaba que para esos momentos no había un clima social que exigía la redacción de una nueva constitución y que dentro de ese Congreso dos bancadas exigían la restitución de esa antigua constitución. Al final solo se modificaron varios artículos más que todos orientados al fortalecimiento de la descentralización y para darle legitimidad con la ley 27600 de Diciembre el 2001 se quita la firma de Fujimori.
Con el paso del tiempo y con el dinamismo social el país cambió, se hicieron modificaciones leves a la Constitución, pero nada sustancial. Luego de la restauración de la Democracia los sucesivos gobiernos que vivieron bajo la bonanza, no vieron desigualdades originadas por el tema redistributivo, ni desigualdades, ni cambios dentro las estructuras sociales.
Para el 2011 Ollanta Humala propuso más que una nueva Constitución, regresar a la del 79. Con una polémica juramentación por el espíritu de la Constitución del 79, la propuesta quedó ahí si bien Humala puso el tema en la mesa durante la campaña y primeros meses de su mandato, parece que los demás partidos no estaban en esa onda. Una encuesta de IPSOS de ese año indicaba 63% de los peruanos pedía una modificación de la Constitución, mientras el 37% quiere una modificación total o parcial en el próximo Congreso de la República y solo el 26% desea una Asamblea Constituyente como mecanismo para redactar una nueva carta magna[3].
Pasó el tiempo y destapada la corrupción del caso Lava Jato y otros casos de corrupción, viendo como los políticos caían uno a uno en prisión se vio la necesidad de reformar la constitución. La idea es que esos políticos corruptos no se vieran beneficiados con protecciones albergadas en la constitución, como por la Inmunidad Parlamentaria, además era necesario reformar el mecanismo de elegir jueces, incluir prohibiciones expresas para que postulen cuestionadas personas. A esto sumemos los procesos de inestabilidad política vividas en los últimos 5 años donde llevamos el uso de la constitución a situaciones extremas como el cierre del congreso o las vacancias presidenciales es que se ha visto que existen vacíos normativos que deberían ser precisados o modificados.
Fuimos a referéndum en el 2018 votamos por algunos cambios, pero igual se siente que no ha sido suficiente. Otro sector de la ciudadanía siente que el modelo económico o que sus derechos civiles no se ven representados en la actual Constitución.

Actualmente los fujimoristas y algún sector de los empresarios siguen viendo como el mejor legado para el País esta constitución, en muchos casos la siguen viendo casi perfecta y la herencia que ha generado progreso al país, otro sector cree que esta constitución nacida de la dictadura no trae progreso por igual a todos
Entonces tenemos dos caminos o seguimos reformando o parcharse la constitución de manera parcial o comenzamos el proceso de una nueva. Particularmente veo que esto de reformas parciales tiene un límite y usando la analogía del pantalón por mas parches que pongas en algún momento a un pantalón viejo la tela terminará por romperse ¿No es acaso mejor comprarnos o mandar a confeccionar uno nuevo? El tema deberá entra a debate, para mí la tela ya ha comenzado a ceder y quizás para poder desligarnos de ese pasado de la dictadura podemos debatir ahora con toda la sociedad y partidos en su conjunto, una nueva Constitución que en el bicentenario haga que todos nos sintamos representados.
[2] Entrevista Henry Pease Revista «Ius et Veritas» nr. 24 Mayo del 2002.
[3] https://www.encuestas.com.pe/%C2%BFestas-de-acuerdo-con-una-nueva-constitucion-en-el-peru/