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Colombia: Pandemia, horror y barbarie

MASACRE CALI – FOTO DE ARTURO LÓPEZ – ALCALDÍA DE CALI, COLOMBIA

La medida de aseguramiento en contra de Álvaro Uribe Vélez parece ser el detonante de una nueva ola de violencia, mucho más brutal que la que ya vivía Colombia desde la posesión de Iván Duque el 7 de agosto de 2018. El blanco de esta barbarie son los jóvenes.

La retórica diaria de Duque en su programa de televisión, y en general el discurso con el que describe su pobre gestión, hablando de un país imaginario diferente al que viven millones de colombianos, contradice la realidad de los jóvenes, las mujeres, los campesinos, los afros, los defensores de Derechos Humanos y los líderes sociales, que uno tras otro están siendo asesinados por los escuadrones de la muerte que conforman los ejércitos y bandas narcoparamilitares que actúan bajo la mirada cómplice de su gobierno.

La famosa y aún desconocida ‘Economía Naranja’ y lo que Duque y sus funcionarios llaman ‘Homicidios colectivos’, para referirse a las masacres de las últimas tres semanas, son algunos de los eufemismos utilizados para evadir la realidad y hacer parecer que “todo está bajo control”, en momentos en que el país volvió al baño de sangre que creyó superar con la firma del Acuerdo de paz con las FARC en 2016, el mismo que el presidente, su partido el Centro Democrático y todo el Uribismo, han destruído poco a poco reviviendo el conflicto armado y desatando toda la violencia que se vive desde hace dos años. 

Cada mensaje de Duque y sus eufemismos son una cínica burla a la memoria de los jóvenes masacrados y sus familias, pues ellos, lejos de acceder a las oportunidades que tanto anuncia el gobierno nacional, fueron presa fácil de los asesinos como consecuencia de la carencia de esas oportunidades y la no garantía de sus derechos, convirtiéndose en ‘residuos sociales’ vistos por los asesinos narcoparamilitares como un obstáculo que debe ser eliminado, para poder avanzar en la empresa criminal que hoy condena a Colombia al horror que está viviendo.

¿Por qué matan a los jóvenes?

Lo que sucede en Colombia no es nuevo, no es la primera vez que desde el Estado y los ejércitos criminales que actúan bajo su amparo, se arremete contra los jóvenes. Como en los años 90, o en la década del 2000, a diario los colombianos ven noticias de masacres, de jóvenes perseguidos y asesinados, de cómo justifican sus crímenes y no hay más respuestas que el cinismo y la hipocresía de la prensa hegemónica que replica el discurso oficial, del gobierno que omite su responsabilidad y de la misma sociedad que sigue actuando con indiferencia.

“Algo estarían haciendo” dirán los mismos que en 2008 justificaron sin ningún pudor la matanza de jóvenes en los denominados ‘Falsos Positivos’ (ejecuciones extrajudiciales), en los que producto de la ‘Política de Seguridad Democrática’ de Álvaro Uribe Vélez, el Ejército Nacional asesinó a cerca de 10.000 jóvenes de sectores humildes y marginados, que posteriormente presentaba como guerrilleros muertos en combate.

“Tenían vínculos con el narcotráfico y la delincuencia”, dicen el gobierno y los mandos militares y de policía, que ante su incapacidad (¿o complicidad?) para enfrentar a los asesinos, asumen que los jóvenes asesinados merecían morir por la presunción de que ellos eran delincuentes, cuando en realidad eran como la mayoría de jóvenes colombianos: humildes, abandonados por el Estado, carentes de oportunidades y dejados a merced de la delincuencia, sin más alternativa que morir o hacer parte de esta.

El siguiente es el panorama de las masacres ocurridas en Colombia desde el 4 de agosto de 2020, resaltando que en todo lo que va de este año han ocurrido 40 de estos hechos. Por otra parte, desde la firma del Acuerdo de Paz en noviembre de 2016 han sido asesinados 1000 líderes sociales y defensores de Derechos Humanos y 222 ex combatientes de las FARC (según datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia):

  1. 12 de agosto; Cali, Valle del Cauca: 5 jóvenes
  2. 13 de agosto; Corinto, Cauca: 2 indígenas
  3. 15 de agosto; Samaniego, Nariño: 8 jóvenes
  4. 18 de agosto; Ricaurte, Nariño: 3 indígenas
  5. 21 de agosto; Caracolí, Antioquia: 5 jóvenes
  6. 21 de agosto; El Tambo, Cauca: 6 jóvenes
  7. 22 de agosto; Tumaco, Nariño: 6 jóvenes
  8. 23 de agosto; Venecia, Antioquia: 3 jóvenes
  9. 25 de agosto; Región del Catatumbo (Ocaña y Ábrego) Norte de Santander: 3 jóvenes

Cuando Pablo Escobar fue detenido, el Cartel de Medellín incendió a Colombia con una ola de atentados. Hoy cuando Álvaro Uribe Vélez ha sido detenido por una medida de aseguramiento impuesta por la Corte Suprema de Justicia, el narcoparamilitarismo hace lo mismo, pero con masacres.

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