EF, Política

Encuestas y el caso Donald Trump que rodea al Ecuador.

Era el año 2016, observábamos a nivel mundial como aquel personaje controvertido, que ocupaba las pantallas del show estadounidense, postulaba su candidatura para Presidente de la nación más poderosa del planeta. Aquel día desde muchos hogares de Latinoamérica, hasta la postura de varios columnistas de importantes diarios a nivel mundial, dibujaban risas en su rostro junto a comentarios como “es imposible que gane” o un “allá si saben votar”.

Se argumentaba por ejemplo frases como “una razón por la que usted no debe preocuparse de que Trump se convierta en presidente», que decía en aquel entonces, Ruth Marcus columnista del Washington Post, junto a datos en los que una gran mayoría de sondeos daban una clara victoria a una persona muy conocida en el panorama político (Hillary Clinton), además que estas encuestas evidenciaban que un 31% del Partido Republicano (Partido al que representó Donald Trump) no apoyaría esta candidatura. Desde los sets de televisión y editoriales de los medios de comunicación hegemónicos de Estados Unidos se anunciaba una victoria aplastante de la ex senadora y representante del Partido Demócrata. Sin entender el contexto de los diferentes Estados del país del norte de América, la caída de este como el hegemón mundial, jamás pudieron predecir que una persona de la farándula se convierta en el presidente del país que para muchas personas era un ejemplo de democracia en base a meritocracia. Las emociones, la segmentación de discursos por Estados, el populismo, la guerra a los medios de comunicación y el recaer en el ego del ciudadano norteamericano con la frase “América grande otra vez”, el voto oculto y las espirales de silencio, fueron factores que no tomaron en cuenta los grandes estadistas a nivel mundial. El que jamás iba a ser presidente, ahora es una de las figuras más idolatradas por gran parte de la derecha a nivel mundial.

Ejemplos como el anterior o el referéndum sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) y también el plebiscito sobre los acuerdos de paz en Colombia; son ejemplos enormes de grandes fallos de empresas encuestadoras que han evidenciado cambios significativos a la hora de analizar la intención de voto, los pensamientos, emociones y formas de hacer política partidista a nivel mundial.

En el Ecuador este “fenómeno Trump” se hace presente en la última década, hablando de las últimas elecciones seccionales del país en el año 2023, datos de encuestadoras como Cedatos y Market arrojaban predicciones de una victoria aplastante del “Sí” (observar imagen 1) en una consulta popular que buscaba oxigenar al Gobierno; varias de sus preguntas recordaban a aquella consulta popular que hablaba de los gallos de pelea y corridas de toros e ignoraba los anexos, recayendo así en una trampa que buscaba atraer votantes al “sí”, en esta consulta popular existían preguntas como la de la extradición (pregunta 1) para adecuar el escenario perfecto para la victoria de esta tendencia que promovía Guillermo Lasso y todo su gabinete junto al equipo de Asambleístas del Acuerdo Nacional (aliada al gobierno); la periodista ecuatoriana María Sol Borja en el Washington Post detallaba lo siguiente sobre la intención del Gobierno de Guillermo Lasso sobre esta consulta popular “más allá de que pueda tener una visión convencida de que esta es una medida adecuada, también parece una urgencia por buscar respaldos políticos, aunque estos sean un simple espejismo”. Los resultados de la Consulta Popular, el 5 de febrero mostró resultados muy adversos para este y que reflejaban todo lo contrario a lo que las encuestadoras calificadas por el Consejo Nacional del Ecuador, otras privadas y el exit poll, señalaban en los medios hegemónicos, además de otros errores de más de 20 puntos en varias alcaldías como la de Guayaquil. (Imagen 2 y 3)

Imagen 1: Resultados de encuestadoras publicados en Ecuavisa, días previos a las elecciones.
Imagen 2 resultados encuestadora Market
Imagen 3: Resultados oficiales alcaldía de Guayaquil con más del 85% de actas escrutadas

¿Por qué se equivocan las encuestadoras?

Hay diversas razones, desde el mal diseño de la encuesta, los errores en el procesamiento y el análisis de datos, hasta aterrrizar en el entendimiento de que la sociedad es cada vez más compleja y las tendencias de la opinión pública tiende a ser más difícil de calibrar. En esta ocasión quisiera detenerme en dos cuestiones muy importantes; la primera para referirnos al uso de las encuestas por parte de las organizaciones como esa herramienta para influir en los resultados. Varias empresas encuestadoras han abandonado su trabajo metodológico y se han convertido en un brazo político de las organizaciones partidistas para persuadir a las personas. Un claro ejemplo de esto es el cómo se proyectan resultados constantes, convirtiendo a las elecciones en carreras en el cual las encuestas juegan un papel fundamental para producir lo que se conoce como bandwagon effect o efecto de arrastre, que consiste en que varias personas tienden a adoptar comportamientos, estilos, actitudes o tomar decisiones porque otros lo hacen (Beso, Áron; Simonovits, Gábor; 2014). Esta forma de persuadir a las personas ha aumentado muchísimo con el auge de las redes sociales, en Facebook desde cuentas falsas o páginas de entretenimiento se realizan y publican encuestas cuyos resultados se encuentran manipulados en función del/la candidato/a. Para varios investigadores de diversas universidades de Chile, este efecto “ha transformado de tal modo las campañas electorales, que en muchos casos las encuestas han desplazado a las elecciones primarias como mecanismo de selección de candidatos por parte de los partidos políticos”..

La segunda cuestión, es que los muestreos de las encuestadoras ignoran a los sectores periféricos y a la ruralidad de nuestro país. Si observamos la similitud entre los resultados del exit poll de market y los resultados oficiales en zonas urbanas y residenciales de Cumbayá, damos cuenta de que el muestreo se detiene en zonas donde personas tienen gran acceso a redes sociales, zonas urbanas y centro de la ciudad, ignorando al sector rural y partes periféricas de las ciudades con una tendencia cambiante debido al abandono de estas por parte del gobierno central y las autoridades locales.

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