Por Astrid Torres
Marzo suele iniciar con la ausencia de estudiantes de provincia en las aulas guayaquileñas, las vacaciones evocan un aroma de regreso a lo que con cariño muchas veces llamamos “pueblo”, “rancho”, “tierra” nada despectivo, más bien con un sentido de identidad profundamente arraigado. Pero este año algo había cambiado, pues la huelga mundial auto-convocada por movimiento feminista hizo que muchas jóvenes permanecieran en la ciudad o retornaran para el gran día.
El #8M había llegado con un imponente sol y un ambiente festivo, las historias de las redes sociales mostraban la previa de las batucadas, arte performático, letreros innovadores y muchos colores. Claro, estamos hablando de un día sagrado para las resistencias feminista y al mismo tiempo es un día que funciona como una inyección de energía al recodar la lucha de las mujeres trabajadoras quemadas en una fábrica estadounidense donde luchaban fervientemente por sus derechos, por nuestros derechos .
En este contexto, por supuesto que quería marchar, había esperado todo el año para eso, pero soy una estudiante oriunda de La Troncal que ya estaba en su tierra y que no tenía un dólar en el bolsillo porque pertenece a la gran masa de jóvenes que no tiene un trabajo formal y es excluida del sector laborar por dos cosas ser mujer y ser joven. Así que con mal humor tuve que sentarme en un escritorio mientras hacía una «chaucha»- trabajo free- y veía como iba la marcha a través de lo digital, puesto en El Triunfo ni Troncal – lugar de origen- hubo algún tipo de actividad masiva
Pese al mal humor, la noche terminó con una sonrisa satisfactoria, el 8M fue un momento histórico para la región y las luchas feministas, fotos icónicas de las capitales más importantes del mundo siguen recorriendo los medios y un calor se apoderó los cuerpos de las personas que creemos estar atravesando un cambio estructural desde las bases. Me acosté con una alegría desbordante aquel #8M, pero la alegría solo me duró el fin de semana.
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Despertaba el 11 de marzo con la noticia de que en el recinto El Cisne perteneciente al cantón La Troncal de la provincia del Cañar, Lorena R. de aproximadamente 35 años fue agredida por su ex-pareja Roberto V. Se presume que en horas de la mañana el sujeto ingresó al domicilio de su ex-pareja a reprochar el inicio de una nueva relación y en venganza le cortaría las manos con un machete. Ahora la mujer se encuentra en recuperación de una operación de más de 8 horas donde se reimplantó sus manos, la delicada cirugía se realizó en el Hospital Corral Moscoso de la ciudad de Cuenca.
El hecho no causó mayor discusión, unos cuantos titulares de crónica roja en medios provinciales eran compartidos junto a fotos explicitas del acto, en cambio a nivel nacional hubo más ruido con un tuitazo convocado para el #12M por colectivas/os activos en el país. Las ciudades principales del Ecuador tienen organizaciones sociales trabajando fuertemente para evidenciar las brechas de desigualdad y el incremento de la violencia machista, pero no se puede llegar a todos los lugares, existen limitantes geográficas, económicas y agendas locales que responden a la cercanía que implica romper estructuras históricamente opresivas; paralelo a esto, existe una necesidad de mayor presupuesto por parte del Estado para fortalecer el sistema para la erradicación de la Violencia de Género. Es la función de la Secretaria de Derechos Humanos poder elaborar una estrategia que permita ejecutar el sistema de forma adecuada y la sinergia con las organizaciones sociales para no generar procesos de re-victimización y empleando instituciones públicas generar políticas que impacten diversidad de sectores.
Según cifras de la CEDHU cada 72 horas asesinan a una mujer en el país, Surkuna ha sistematizado que en el 2018 los casos de feminicidio fueron 88 y el reportaje de La Wambra Radio titulado Niñas Invisibles evidencia que entre el 2014 y 2016, 17.4 mil niñas menores de 14 años parieron.
¿Pero qué sabemos de lo rural? ¿Quién se encarga de lo rural?
Existen espacios como el Consejo Cantonal para la Protección de Derechos una entidad autónoma vinculada con los GADs municipales que se encarga de grupos de atención prioritaria, vulnerables y violencia de género. En mi experiencia particular el espacio no sirve de mucho si los integrantes no poseen enfoque de Derechos y parecería inverosímil, pero en El Triunfo a través de un acercamiento a la institución de 3 meses identifiqué que el personal no maneja enfoque de DDHH, ni de juventudes, peor de género.
El POA consistía en festividades o actividades maquilladas y la secretaria del Consejo mencionaba que respetaba a la población GLBTI, mas no compartía con ellos, les invitaba a hacer actividades estereotipadas como de maquillaje y corte de pelo; por otro lado, varias veces se me dijo para la elaboración de las campañas destinadas al sector rural que tenía que mostrar alegría y no tristeza en los días icónicos de lucha como el 25N. Justamente el 25N el cine Foro fue parado para repartir empanadas y regañada por no haber puesto un capítulo de la Virgen de Guadalupe que según miembros de la institución le gustaría más a la gente. Ningunx vivió las luchas, nadie era empático con ellas. ¿Cómo protegemos derechos?

Asimismo, como es época de campaña muchos Consejos para la Protección de Derechos son usados para proselitismo político, por ejemplo, en más de una ocasión me enviaron a entregar invitaciones y si no lo hacía corría peligro mi trabajo y pues corrió.

Además, los consejos consultivos de El Triunfo funcionan con el objetivo de tener gente fija para los eventos previos a la supuesta reelección del alcalde. Claro está, es una ilusión, ya que, al menos los consejos de jóvenes tienen sus propios criterios electorales.
La labor de CCPD-ET se resume en hacer campañas por hacer y en tomar fotos, para no ser sancionados, no marcar indicadores reales y medibles. Consecuentemente a esta realidad, la mayoría de personas que integran la institución consideran que la mujer debe cuidarse para no buscar agresiones, entre las recomendaciones están vestirse tapada, no subir fotos a las redes sociales , esto se debe principalmente por que las/os integrantes de la institución están atravesados por el catolicismo y cristianismo. El 25N casi da la charla un pastor en las zonas periféricas del cantón.
Un espacio donde protegen derechos y las/os técnicos no saben cuál es la diferencia entre género y sexo tiene un problema grave. Por ello, considero en mi experiencia como activista y en mi efímera exploración de la función pública que los Sistemas para la Protección de derechos deben replantearse para que la gente que esté dentro de ellos funcione, sobre todo en los lugares pequeños donde las organizaciones sociales no hemos podido llegar y el feminismo es un concepto lejano.
Elecciones 2019
La Troncal y El Triunfo son dos cantones que se encuentran distanciados por 15 km; no es raro que luego de la atrocidad cometida en La Troncal las redes sociales de ambos lugares se hayan activado, lo alarmante fue el tipo de comentarios viscerales que surgieron sobre la violencia de género con altos niveles de machismo. Comentarios tan contradictorios que pueden ser vistos en Soy de La Troncal. Hombres afirmando que Lorena R. es culpable por haber terminado la relación y empezado otra – entra en categoría de engaño para ellos- y mujeres patriarcales diciendo que si asesinan a mujeres es su culpa por no haber terminado la relación. Hombres desde su privilegio siendo enérgicos con argumentos sobre la taza de muertes masculinas, sin entender la violencia de género. ¡Vaya locura!
Pese al debate digital dado en el grupo Soy La Troncal, un espacio que se instaura con un encuentro de la ciudadanía con amplio flujo de interacción, los candidatos y las candidatas a la alcaldía de la tierra dulce callaron; ninguno menciona su posición firme hacia la violencia de género, es más ninguno/a demuestra tener conocimientos de género. Revisamos uno a uno los planes de trabajo y no está incluido en la agenda de gobierno que proponen.
En los candidatos a la alcaldía de El Triunfo aunque se encuentra el tema presente dentro del trabajo con grupos vulnerables donde vinculan la violencia de género, tampoco es un tema posicionado como propuesta pública de campaña.
En ambos las zonas rurales de ambos lugares los índices de violencia son amplios: niñas pariendo, violencia psicológica, física y al mismo tiempo los discursos dentro del tejido social son machistas, si no hay un trabajo inmediato podríamos estar enfrentándonos a una crisis silenciosa que fomenta la desigualdad. Mi sonrisa evidentemente está borrada, si las instituciones públicas no funcionan, si la agenda de gobierno no visibiliza el género, si la agenda pública se hablas sólo en redes sociales ¿Qué hacemos? Es evidente que en los cantones pequeños con sus parroquias y recintos el trabajo doméstico está instaurado y naturalizado, la violencia física es una constante y las denuncias en las Juntas y Consejos Cantonales con visiones patriarcales no son de gran ayuda; justifico la afirmación anterior, al escuchar a los miembros de la Junta Cantonal, espacio que emite medidas administrativas, que la Ley para Erradicar la Violencia de Género hacia la mujer es una alcahuetería. Es más, las mujeres no conocen que hay instancias para denunciar, aun recuerdo que caminaba en el recinto Santa Martha y una mujer me miró mientras pegaba stickers sobre violencia de género, me acerqué intentando ser muy rápida porque venía su bus, a esa mujer le acababa de pegar su pareja y no sabía dónde recurrir. La violencia en estos sectores es silenciado así mismo las violaciones; puesto que si pasó es culpa de la víctima por andar sola en la noche como en los casos que han ocurrido en los últimos años en ambos cantones.
Por ellas, por las mujeres en los embarques, en el trabajo informal, la mujer explotada de las ruralidades donde el feminismo es lejano debemos actuar y visibilizar procesos que exploren estas dinámicas distintas a lo urbano.
Creo que las muchas migrantes a la capital que defendemos las luchas feministas tenemos la responsabilidad de soltar un poco la emoción que nos dan las grandes masas luchando en lo urbano y tratar de entender y brindar herramientas para la lucha desde lo rural. Hacer incidencia para que las instituciones de los gobiernos locales ponga en agenda el tema de género y que los espacios designados cumplan su rol y no desvíen la atención a actividades banales.
La revolución será feminista, deconolonial y anti-capitalista o no será. Nos atraviesa la clase, la etnia y evidentemente el mundo también está en las periferias y lo rural.