Investigación

La evolución de la cuarentena

Javier Curay

Tinta Digital


No es la primera vez que la humanidad ha tenido que vivir pandemias, ni la de recomendar a la gente ponerse a buen recaudo por medio de una cuarentena ante el peligro que una enfermedad significó en su tiempo. Este artículo trata de hacer un recuento de cuantas veces y como ha ido evolucionando la cuarentena a lo largo de la historia, centrándonos en la experiencia medieval de la República de Venecia.

El primer registro que se tiene sobre una cuarentena en la historia es por la lepra. Lo que se ha documentado sobre esta cuarentena se puede ver en la Biblia específicamente en el Antiguo Testamento.

Yavé le dijo a Moisés

«Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todos los leprosos, a los que están impuros por flujo seminal y a todos los están impuros por haber tocado algún muerto». (Números 5, 1-2)

El poco avance de la ciencia y el desconocimiento que se tuvo de la enfermedad hizo pensar que se propagaba fácilmente. Un ejemplo de cómo se trataba a los enfermos de lepra se puede ver graficado en la película Ben Hur.

En la antigua Grecia y en la época del imperio Romano los médicos Hipócrates y Galeno, se convirtieron en referentes sobre asuntos médicos, aconsejaron la cuarentena de una manera particular, traducida en latín como ‘Cito, Longe, Tarde’, queriendo decir “vete rápido, vete lejos y tarda en regresar”. Ya en la edad media cuando la peste negra afectaba a la gran parte de Asia, Europa y partes de África a mediados del siglo XII, se seguía recomendando los consejos de Hipócrates y Galeno.

Sin embargo, cabe resaltar que en ninguna parte estos primeros hechos históricos antes relatados aparece el término cuarentena para referirnos a estas prácticas de aislamiento.

La situación comenzó a cambiar desde mediados del siglo XIV, las oleadas de peste se extendieron por toda Europa, ya después de 1350 la enfermedad había avanzado rápidamente por Inglaterra y Alemania  Después de llegar al sur de Europa en 1347, avanzó rápidamente a Inglaterra, Alemania, Rusia y Rusia en 1350. Se estima que un poco más de un tercio de la población europea murió. Este rápido avance de la epidemia llevó a la implementación de algunas medidas para controlar las infecciones. En 1374, el señor de Milán Bernabé Visconti declaró por decreto que todas las personas con peste debían ser sacadas de la ciudad a los campos, para que se recuperaran o murieran lejos. Iguales medidas se comenzaron a implementar en la zona Báltica. En el Puerto mediterráneo de Ragusa el médico y jefe, Jacobo de Padua, aconsejó establecer lugares fuera de los muros de la ciudad para el tratamiento de personas enfermas y extraños que llegaran a la ciudad buscando una cura. Pero, en la realidad ninguna de estas primeras medias demostraron tener alguna efectividad y por ende llevaron al Gran Consejo de esa ciudad a tomar otras mucho más radicales para tratar de detener la propagación de la epidemia. En el año 1377, el Gran Consejo de Padua aprobó una ley que establecía un trentino, o un período de aislamiento de 30 días, para los ciudadanos o visitantes de áreas endémicas de peste antes de ser admitidos dentro de los muros de la ciudad. Esta medida fue replicada en Marsella, Pisa, Génova y Venencia donde para el año 1423 hizo una importante modificación hasta este trentino.

En la Edad Media durante los siglos XII y XIII, Venecia era uno de los epicentros comerciales y la entrada con el Oriente. Los barcos llegaban cargados con: Trigo, sedas, gemas, tintes y especias. Todos esos buques además de las cosas que traían del oriente venían con ratas y enfermedades igualmente exóticas, como la peste bubónica.

Desde 1361 hasta 1528, en la república veneciana se registraron 22 brotes diferentes. Las víctimas morían debido a la hinchazón y sangrado dolorosos. Sus cuerpos rápidamente se descomponían incluso antes de que estuvieran muertos. En uno de esos 22 brotes más de la mitad de la población veneciana murió. La solución que tuvieron los venecianos al problema era un tanto radical: Crear el primer hospital de aislamiento en la historia, en una pequeña isla al lado de Lido, en el lado oriental de la laguna veneciana que lleva el nombre de Lazzaretto Vecchio (Lazareto Viejo en español). Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre el origen de Lazzaretto, algunos afirman que el nombre proviene de Sana María di Nazaret y otros creen que viene de Lázaro personaje bíblico que aparece en algunos Evangelios, lo único cierto es que hasta el día se les llama lazaretos a los establecimientos sanitarios que se usan para aislar a los infectados o sospechosos de enfermedades contagiosas. La ley indicaba que cualquiera que mostrara lo que se sospechara que eran síntomas de la peste bubónica era retirado inmediatamente de la ciudad  de Venecia y llevado a remo a la isla, que sigue siendo un lugar desolado. Los enfermos al llegar a la isla obtenían dos cosas muy importantes: primero, lo relacionado a la comida y asistencia básica y segundo, la extremaunción para que el enfermo pueda morir en gracia de Dios. En su momento quizás la solución fue vista como algo extremo que ayudó a controlar la peste y salvó miles de vida, pero pese a los avances Venecia llevo la idea del aislamiento a otro nivel.

Medio siglo después, a unos 6,5 kilómetros de distancia junto a la entrada a la laguna veneciana, existe otra isla en la que a partir de 1468 las autoridades venecianas por medio de otra ley ordenaron que todos los barcos que llegaban a los puertos venecianos antes de desembarcar en la ciudad permanecieran en este lugar durante 40 días. La norma indicaba que todos los pasajeros y la tripulación debían desembarcar para aislarse en refugios y los productos que transportaban eran descargados para ser llevados a una enorme bodega en el medio de la isla, donde eran desinfectados con vinagre, agua hirviendo y hierbas humeantes.

Todas estas medidas buscaban dos cosas: La primera era evitar más muertes y la propagación del virus dentro de los muros en la ciudad y la segunda era salvar la economía de Venecia: Sin comercio Venecia podría desaparecer.

Es aquí donde vemos el primer registro histórico de la implementación de un sistema institucionalizado de cuarentena del mundo.  No solo cambió el período de aislamiento, el cual se extendió de 30 días a 40 días, sino que también cambio el nombre de trentino a quarantino, un término derivado de la palabra italiana quaranta, que significa «cuarenta». A ciencia a cierta se desconoce la justificación que llevó a la extensión del tiempo de aislamiento, quizás una de las razones más lógicas es que los 30 días resultaron insuficientes para controlar la propagación de la enfermedad.

Otros historiadores vinculan este cambio a asuntos relacionados con la religión debido a las múltiples referencias al número 40 que se tienen en la Biblia: los años en que Moisés vagó por el desierto con su pueblo, los días que permaneció en el Monte Sinaí antes de bajar con las tablas de los Diez Mandamientos, los días que Jesucristo pasó de ayuno en el desierto y hasta relacionarla con el tiempo de la Cuaresma, que comprende un período de 40 días de purificación espiritual.

Otras teorías son que el número de días estuvo conectado con la teoría de los números de Pitágoras, en la que el número 4 tenía un significado importante, otro hablan de la antigua doctrina griega de «días críticos», que sostenía que la enfermedad contagiosa se desarrollaba durante los 40 días posteriores a la exposición.

Más allá del motivo del cambio que llevo a Venecia a cambiar de 30 a 40 días el aislamiento, lo importante es que ha sobrevivido el concepto, el cual tiene la base que se sigue aplicando a nuestros tiempos como un periodo de aislamiento que varía según la patología.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s